Parabola de la cizaña
Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo:
Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fué.
Y como la hierba salió é hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña?
Y Él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?
Y Él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré á los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.
Entonces, despedidas las gentes, Jesús se vino á casa; y llegándose á Él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
Y respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre;
Y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo;
Y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad,
Y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos para oir, oiga.